En esta ocasión reproduzco un texto de la pagina mundo nuestro que nos habla de la casa "Villa Flora", en Puebla y su destrucción, todo por colución del gobierno con poderosos. Yo recuerdo haberla visto todavía en pie hace unos 7 años, siempre me causo curiosidad por sus adornos y por perecer no cuadrar en el lugar que estaba (a un lado del Samborns), al conocer mas de ella en verdad me causo tristeza su destrucción, pero no nos parezca raro esta y la descatalogización de Puebla como "Ciudad patrimonio de la humanidad", aquí el texto:
Callejón del Gallito, al fondo Villa Flora. |
Villa Flora, la casa que Fructuoso Ochoa adquirió en los primeros años del siglo pasado, formó parte de la historia de Puebla. Ahora sólo quedan pedazos de ella, como un pegote y a la espera de que alguien rente el nuevo edificio que le montaron encima.
Y también para la historia, el despojo de un particular por causa de utilidad pública y para beneficio de otro particular.
Su impacto cultural es interesante: el 2 de febrero del 2010, la señora Florencia Ochoa Calderón, nieta de Fructuoso Ochoa, dio una entrevista para “El Sol de Puebla” donde narra que su abuelo compró esa quinta y la fue adornando de tal manera que el INAH le concedió el título de “patrimonio histórico y protegido”.
Después de la adquisición por aquél talabartero famoso, fue decorada al estilo francés combinándolo con talavera y alumbrada con valiosas pinturas del pintor Agustín Arrieta. Florencia declara que su abuelo invirtió mucho dinero en la casa, y que todo empezó cuando un familiar de Veracruz vino a visitarlo, y tal fue la impresión que le provocó la casa que le ofreció a su abuelo cinco mil pesos en monedas de oro prestadas para que siguiera con su trabajo estilístico.
Cuando sus monturas ya eran utilizadas por personajes importantes, Villa Flora, recibe el primer ataque del gobierno, pues en 1964 taponaron el río San Francisco y construyeron el Bulevar 5 de Mayo, y a la Quinta Villa Flora le quitaron la mitad de su terreno total.
Tiempo después, en la tarde del 14 de mayo de 1997, la historia de Villa Flora cambiaría por completo. El gobernador del estado de Puebla de aquel entonces, Manuel Bartlett, mandó a expropiar varios edificios del Centro Histórico y entre ellos estaba Villa Flora. Alegó causa de utlilidad pública para la afectación de tres barrios históricos, Analco, El Alto y La Luz.
Una de tantas casonas que cambiaron de dueño de la mano del gobierno estatal fue Villa Flora.
Su fatal destino estaba por comenzar no sólo para la casona sino también para la familia Ochoa. La desgracia quedó escrita como notica de primera plana en los periódicos del 15 de mayo de 1997. “Desalojó la Fuerza Pública a los moradores del Inmueble Villa Flora”. El 14 de mayo policías llegaron a desalojar a la familia Ochoa por órdenes de gobierno.
Cuentan que esa tarde, siendo las 2:30 p.m., la fuerza pública llegó a quitarles su propiedad, pues Villa Flora iba a ser parte del proyecto “Río de San Francisco”. Agustín Ochoa fue el más afectado, pues los policías lo golpearon provocándole heridas serias.
El decreto de expropiación ya había sido emitido desde febrero de 1996, sin embargo fue hasta el 14 de mayo del año siguiente cuando se hizo válido.
Dicho desalojo también traería problemas políticos, pues los partidos de oposición, particularmente la fracción de diputados del PAN y los regidores del Ayuntamiento que en ese momento encabezaba Gabriel Hinojosa --había derrotado al PRI en 1995--, cuestionaron la medida. Por otro lado, los vecinos más cercanos se unieron para apoyar a la familia afectada.
Han pasado casi veinte años.
Ahora el problema y la indignación son más grandes. Quise averiguar acerca de la reconstrucción de Villa Flora y su historia, y llegué hasta las oficinas “Plus Arrendamientos Inmobiliarios S. A. de C. V.” y “San Francisco Plus S. A. de C. V.”, donde no me pudieron dar información, alegando que se necesita un permiso especial por escrito dirigido al Sr. Jacobo Martínez Ramos, presunto dueño actual de Villa Flora,
“Sólo te podemos decir que es una propiedad privada esperando a ser rentada para oficinas”, me contestó una secretaria tras preguntar la razón social de la empresa o la forma en que llegó a estar el inmueble en manos de un particular, pues esa es información confidencial que sólo el dueño del inmueble puede otorgar.
En el exterior de la plaza, la historia es distinta paradójicamente. A unos hasta les parece “bonito” lo que hicieron con la casa y otros más, simplemente desconocen el nombre de “Villa Flora”.
Una joven dijo sentirse a gusto con los cambios que se han hecho: “está muy bonito el centro comercial ese, es como moderno y viejito a la vez, ¿no?”, dice Carmen Vázquez, quien con sus 17 años de edad no parece valorar lo que algún día fue.
Raúl Sandoval, arquitecto de profesión, está muy interesado y bien informado del problema en Villa Flora: “Estando en el gremio uno se entera de muchas cosas, Agustín Ochoa había heredado la propiedad pero como el gobierno antepone siempre sus propios intereses tuvo muchos problemas, y eso sin contar que le quitaron un buen tramo cuando hicieron la calle.”
Dice que la casa de Villa Flora siempre ha causado polémica pues desde antes era una casa clandestina de apuestas: “En mi opinión personal como construcción ni valía tanto la pena, el gobierno ha tirado otras que me parecían más rescatables como la “Casa de los toritos” ahí a la vuelta, pero le agarraron interés especial a esta por lo del centro comercial.”
“Manuel Bartlett ignoró el hecho de que la propiedad fuera patrimonio de la humanidad, sacaron al dueño de la casa a golpes, pero el pleito todavía duró varios años, aunque ya no viviera ahí la propiedad siguió a su nombre”, dice el arquitecto Raúl. Y comenta que no es tan fácil sacar a alguien de una propiedad, incluso en otros casos cuando la propiedad no es legítimamente de quien la ocupa, pero como era gente muy poderosa al final lo consiguieron.
“Por más que la familia Ochoa apelaba el caso y hacía su lucha, la casa terminó en manos del gobierno, en el año que se inauguró el centro comercial, la casa de Villa Flora seguía en remodelación, lo interesante aquí es que la mitad de la casa que no se usó para el estacionamiento misteriosamente ya tiene dueño, dicen que se vendió por varios millones a un particular, ahí se ve la corrupción y el abuso, la tienen bien arregladita, cerrada claro, y nadie sabe para qué la están usando.”
Después de pleitos legales e intentos de apelación no se logró mucho, pues hoy en día podemos ver lo que queda de “Villa Flora”, una pared amarilla con ventanas falsas y el nombre de la casa en la esquina, pero de los patios internos y las construcciones de la época sólo queda el recuerdo pues ya no es más que un estacionamiento, pintoresco para los turistas, pero triste para quienes conocen la historia de su antiguo esplendor.
En internet, no hay mucho sobre tema, pero si hay evidencias de cómo fue aquél 14 de mayo de 1997 en formato de video y fotos que muestran los golpes que recibió Don Agustín Ochoa. Eso sí, hay anuncios para las personas interesadas en rentar las oficinas de Villa Flora.
En el estado de Puebla existen 10 mil 317 inmuebles con valor histórico de acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En otras palabras, el estado concentra al 10.8 por ciento de este tipo de inmuebles de todo el país.
Del total de inmuebles que están en el Catálogo Nacional de Monumentos en un buen número están en el municipio de Puebla. La Zona de Monumentos de la ciudad fue declarada como tal el 18 de noviembre de 1977 e incluye a mil 32 inmuebles, en un área de 6.99 kilómetros cuadrados repartidos en 391 manzanas. El Centro Histórico de la ciudad de Puebla fue declarado el 11 de diciembre 1987 como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.
Si vamos a lo que dice la ley, es difícil creer que se pierdan los inmuebles que reflejan la historia de nuestra Puebla, pues la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos define en su artículo 35 que los monumentos históricos son todos aquellos bienes “vinculados con la historia de la nación, a partir del establecimiento de la cultura hispánica en el país, en los términos de la declaratoria respectiva o por determinación de la ley”, y por ende son protegidos.